miércoles, 18 de febrero de 2015

--Así que no cree en la verdad.
--Creo que la verdad está bien en las matemáticas, en la química, en la
filosofía. No en la vida. En la vida es más importante la ilusión, la imaginación,
el deseo, la esperanza. Además ¿sabemos acaso lo que es la verdad? Si yo le
digo que aquel trozo de ventana es azul, digo una verdad. Pero es una verdad
parcial, y por lo tanto una especie de mentira. Porque ese trozo de ventana no
está solo, está en una casa, en una ciudad, en un paisaje. Está rodeado del gris de
ese muro de cemento, del azul claro de este cielo, de aquellas nubes alargadas,
de infinitas cosas más. Y si no digo todo, absolutamente todo, estoy mintiendo.
Pero decir TODO es imposible, aun en este caso de la ventana, de un simple trozo
de la realidad física, de la simple realidad física. La realidad es infinita y además
infinitamente matizada, y si me olvido de un solo matiz ya estoy mintiendo.
Ahora, imagínese lo que es la realidad de los seres humanos, con sus
complicaciones y recovecos, contradicciones y además cambiantes. Porque
cambia a cada instante que pasa, y lo que éramos hace un momento no lo somos
más. ¿Somos, acaso, siempre la misma persona? ¿Tenemos, acaso, siempre los
mismos sentimientos? Se puede querer a alguien y de pronto desestimarlo y
hasta detestarlo. Y si cuando lo desestimamos cometemos el error de decírselo,
eso es una verdad, pero una verdad momentánea, que no será más verdad dentro
de una hora o al otro día, o en otras circunstancias. Y en cambio el ser a quien se
la decimos creerá que ésa es la verdad, la verdad para siempre y desde siempre.
Y se hundirá en la desesperación.

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