En la gran ciudad hay millones de personas que viven, trabajan y buscan la felicidad; hay menos matrimonios y gran parte de estos fracasa en los primero cinco años; hay menos parejas y más personas viviendo solas. Sin embargo, las encuestas coinciden: el máximo anhelo de la mayoría es encontrar el amor.
¿Por qué, entonces, si lo que más se desea es ser amado a veces se logra todo lo contrario?
¿Es posible que lo que impide encontrar el amor sea justamente nuestra búsqueda desesperada?
¿Será posible que al estar tan ocupados en buscar perdimos la capacidad de encontrar?
¿Será que buscamos algo que no existe?
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