-De cada mil personas que pasen por esa puerta -decía- acaso nos conmueva solamente una. Del mismo modo, quizá sólo una entre las mil tenga a bien impresionarse con nosotros. La cuenta es sencilla: sin contar percepciones engañosas y desilusiones posteriores, la posibilidad de un amor correspondido es de una en un millón-
No está tan mal, después de todo.
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